Niñez

 

Florero de piedra volcánica en Xochimilco, México

Florero de piedra volcánica en Xochimilco, México

Persiste un hondo recuerdo en mi memoria
que tiene la pureza de un diente de ajo,
el travieso olor de la pimienta y el comino,
y la picante intensidad del chile y la cebolla.

Es la imagen de dos pequeños rostros expectantes,
que asomados al cráter poroso de un anciano molcajete,
atentos siguen el vaivén de un tejolote,
y esperan divertidos la inmolación de un jitomate.

Las manos de mi madre hacían música majando hambres;
con brazos poderosos castigaban masa informe
que reaparecía en sorprendente vianda de tortillas vaporosas,
uniformes y tersas como su joven frente.

Diestras y temibles frente al fogón,
manejaban leños bajo un comal candente,
y multiplicándose en entretenido concierto,
palmeaban, molían, meneaban y acariciaban virtuosas.

Rodeadas de granos, especias y semillas varias,
cuatro manitas novicias, torpes y afanosas,
despertaban a la vida espulgando las piedrecillas de los frijoles,
y adivinando en su suave caricia el alma y la poesía de cada forma.

Qué deliciosa aventura de colores y zumos singulares,
de cuerpos y sustancias seductores,
de jugosas experiencias sensoriales,
de extranos hechizos que hacen de lo cotidiano ensueño.

En aquella vivaz sinfonía de texturas y aromas,
inmolando formas, invocando risas, extrayendo esencias,
al son de un rústico molcajete que anuncia la fiesta feliz de mediodía,
mi niñez se inicia amando los frutos y la magia de una tierra fecunda y generosa.

 

A las mujeres cuya magia ha alimentado naciones

 

Mujer moliendo en metate, Museo de Antropologia e Historia Chapultepec, México

Mujer moliendo en metate, Museo de Antropologia e Historia, Chapultepec, México

Ocoxal

 

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