Con el amanecer llegó un viento recio,
un rumor de adiós que hiere ramas muertas,
un saber que todo acaba,
un temor de soledad que obstruye la garganta
y ahoga las palabras;
de aves que instintivas huyen previniendo la falta de cobijo,
de árboles llorando hojas,
de silencios que asustan a sus propio ecos,
y fríos que desnudan la tierra sembrándola de sombras.
Me consoló el recuerdo de un sepulcro
que guarda un nicho para mí cerca del tuyo.
Ocoxal